Abandono
Templan el alma, los que roen el amanecer
respiran el auxilio de
voces que no olvidan el faro:
el brazo viejo, la hoja
seca, la flama apagada.
Ya no quiero la soledad
de regalo,
Emerjo del fondo del sol,
donde los charcos sueñan con ser mares,
donde tu brisa dejó de
ser la tormenta que bebí,
no quiero tu semblante de
pozo vacío,
Destrocé la taza de café con
tus labios,
Serví tu piel de río seco
a la mugre,
acomodé las algas de mi
piel
para alimentar viejos
recuerdos.
Hoy tus garras no bordan las
estrellas.